Como fotógrafo de boda, disfrutar del tiempo con personas como Catherine y Johana, es la receta de la felicidad real… ¡Literalmente no necesitarías nada más que tus cámaras!
Permíteme contarte y mostrarte más sobre ellas y uno de los lugares más impresionantes del mundo, Fuerteventura. Ellas son un par de bellezas, una hermosura que viene tanto del exterior como del interior. Son verdaderas gemas que tuve la fortuna de conocer. Bailaron juntas, se hicieron reír y se perdieron en sus ojos…
Fue muy natural estar juntas, básicamente parecía que las conocía desde siempre, ¡es simplemente increíble!. Son ese tipo de amigas que una vez que las conoces se quedan para siempre en tu corazón. Gracias a las dos por confiar en mí, dejar que mi alma (¡y cámaras!) entren en vuestras vidas, ¡dándome la oportunidad de capturar esos preciosos momentos! Sé que esta es una de esas experiencias que mantendré entre mis mejores recuerdos. Gracias Catherine, por tu espíritu libre y gracias Ana por tu verdadera amabilidad.
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