Existe al menos un momento, como fotógrafo de bodas, en el que siento que me brotan las lágrimas de gratitud y felicidad por las personas hermosas que me invitan a su día y me confían sus recuerdos. En ese momento todo pasa a segundo plano y estás ahí divirtiéndote a cada momento, y el tiempo vuela...
Si me preguntáis cual es mi momento preferido de la boda de Lina y Alberto no sabría cual elegir... Quizás cuando ella se puso su vestido por primera vez, con lágrimas de felicidad en los ojos, sentía que ya estaba a punto de casarse, y su amor se encontraba a solo unas habitaciones en el pasillo de la hacienda. También me sorprendió, su calma y dulzura cuando miraba por la ventana, el verde paisaje de los portugueses, mientras entre pinceles y cepillos, los estilistas hacían su trabajo con tanto esmero, cariño y cuidado que me resultaba una combinación perfecta entre profesionalidad y amor. O cuando su madre leyó las peticiones, y ellos rieron y lloraron de felicidad...
La primera vez que hablé con Lina y Alberto por Skype, era un día soleado y caluroso, y sus planes para este día eran completamente diferente; pero si este trabajo me ha enseñado algo, es que todo llega de forma distinta pero exactamente como y cuando debería de ser... Y así sucedió..., un par de meses más tarde hice las maletas y me dirigí a la Quinta de Santo Antonio en Portugal, un escenario hermoso, para un fin de semana de boda inigualable.
Cuando siento esta conexión y soy recibida calurosamente en un nuevo lugar y en un nuevo círculo, es cuando más disfruto de mi trabajo como fotógrafo de bodas, y es entonces cuando también siento que puedo crear mis mejores fotografías. Gracias...; de corazón.
by Rosa Garrido | fotógrafo de bodas
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